miércoles, 10 de febrero de 2010

DE LIBERTADES, LIBERTINAJES Y DICTADURAS - I

A raíz de un comentario de Yonibigud en el post sobre David, recordé que tenía en el cajón de los recuerdos un post de esos que uno se guarda cuando le viene la inspiración. Os dejo unas notas que escribí hacia finales de agosto del año pasado.

No sé si necesitaré más posts, puede que sí o puede que no, pero la cuestión es que me abordan de nuevo reflexiones sobre la forma de utilizar el coche: esa caja de cuatro ruedas.

Con 35 junios a las espalda, no me cuesta mucho recordar los comentarios de aquellos que me doblan en edad sobre los tiempos en los que los coches eran algo más o menos habitual cuando no puntual. Sobre todo en los pueblos, el tener un coche era algo de poderío económico si bien en las ciudades de aquella España de antaño, por allá por los 60, empezaban a ser algo habitual pero nada comparable con lo actual. El coche era algo aceptado por el resto de medios de transporte: moverse a pie, bicicleta, carromato, bus o trolebús (no sé si me dejo algo por el camino). Y digo que era aceptado porque era simple y llanamente uno más.

Para bien o para mal los tiempos han ido cambiando y el papel del coche como símbolo de progreso, a mi modo de ver mal entendido, pasó a convertirse literalmente en una plaga. Tanto por parte de la población como por parte de las esferas políticas y económicas, se le dio semejante empuje que convirtió la movilidad democrática en una movilidad tiránica, en otras palabras, todo por el coche y para por el coche. De poder compartir con él la vía pública nuestras bicicletas y demás artefactos, simple y llanamente fuimos expulsados en pro de la movilidad a cuatro ruedas y de ese motor de explosión tan ineficiente que nos envenena el aire.

Hoy, las organizaciones de ciclistas urbanos y en pro de una movilidad sostenible, nos sentimos, o al menos me siento yo así, como en una cruzada. Pero quiero dejar bien claro de que se trata de una cruzada condescendiente, no dictatorial, pues no pretendo retirar el coche de las calles, no quiero hacer con él lo que él ha hecho con nosotros, sino que lo único que quiero es recuperar el espacio que antaño perteneció a nuestros antepasados y hacer entender que no soy un estorbo sino parte del "ecosistema móvil urbano", donde creo que todos, de alguna manera o de otra, tenemos cabida como en su momento la hubo. Claro, para poder hacer esto hay que intentar que los adictos al coche entiendan lo que aquí estoy contando. Hace falta que entiendan que su coche consume una cantidad de recursos que están comprometiendo la capacidad del planeta. Hace falta que entiendan que progreso no significa que todo vale por la egoísta comodidad de uno mismo, que es antinatural y culturalmente inactivo el moverse continuamente sobre cuatro ruedas. Obviamente lo fácil es excusarse con que todo el mundo lo hace, que si yo no lo hago otros lo harán, pero no nos engañemos, el cambio tiene que venir desde dentro, desde dentro de uno mismo. No nos esperemos a que nadie de fuera, incluidos los políticos con la foto de turno, venga a cambiar las cosas porque nadie lo va hacer. No seamos tan pasivos porque eso no conduce a nada que valga la pena.

Así pues cabe plantearse la pregunta que titula este blog. No estoy pidiendo que nadie se compre un coche, ni mucho menos, pero creo que con afán consumista o sin él, siempre se nos ha vendido el cuatro ruedas como símbolo de libertad ¡Y qué remedio! Pues gracias a la expansión e imposición de infraestructuras para los cuatro ruedas, se nos ha privado de fondos que promuevan redes de autobuses y trenes que son más sostenibles y que en gran medida nos permitirían llegar también a muchos lugares. A esto mucha gente puede alegar que ha habido intentos, mayoritariamente con líneas de autobuses, y que han sido un fracaso (como no hace mucho tiempo pasó en la población castellonense de Onda). Pero los humanos, como animales de costumbre y por tanto conservadores, sólo entendemos de barreras físicas, por lo que si no queda más remedio y coordinándolo adecuadamente, se puede conseguir que un usuario viciadillo con el coche acabe un poco harto de él: Tras continuas campañas de concienciación (aunque creo que ya sobran, ya hay demasiado bla, bla, bla...) simultánea y posteriormente vendrían medidas de pacificación del tráfico, es decir, limitando la velocidad y haciéndola cumplir (radares, lo siento) así como la colocación de "obstáculos": cambios de nivel en el asfalto, cuñas con jardines, carriles compartidos donde el turismo particular dejaría de ser el protagonista, etc...

Está muy bien que uno sea libre, que tenga libertad de movimientos con su vehículo particular, pero cuando uno hace del uso un abuso, la libertad pasa a convertirse en libertinaje y eso no se debe consentir, o así, al menos, lo entiendo yo.



P.D. Link al lugar de donde he sacado la foto.

4 comentarios:

Ardorín dijo...

Llego hasta aquí desde “Gaia” y pienso como tu. Creo que ya es hora de volver a contar con el espacio perdido de vehículos como las bicicletas ante los turismos.
Pero creo que ello es, hoy por hoy, imposible. Vivimos en una sociedad tan mezquina y ruin que todo ese basa en el individualismo y el materialismo. Ello se une a la falta de cariz y personalidad de los políticos y gobernantes, que por no perder su poltrona y su cetro de mando, no se atreven a adoptar las medidas oportunas para potenciar el transporte publico o el uso de las bicicletas.
Vivo en Castellón y personalmente, creo que habría que ampliar el radio del casco antiguo peatonalizado, pero bien hecho, no dejando en medio de una calle peatonal un inmenso parking subterráneo como el de Sta. Clara.
Deberían cambiar la política en el transporte público: ¿para que queremos enormes autobuses que transportan cinco o seis personas? Me inclino más hacia los microbuses para las rutas menos explotadas y los grandes para aquellas rutas con más demanda (como las primeras horas de la Universidad) y si la demanda es puntual en ciertas horas, crear un servicio mixto, de grandes autobuses en las horas punta y de microbuses en el resto de la jornada.
Modificar la arquitectura urbana, rentabilizando al máximo el espacio. ¿Como es posible que cada día se hagan aceras más grandes para los peatones (como en la avenida Rey D. Jaime, donde se pueden poner tres carro de combate “Leopard” juntos y aun sobra espacio para viandantes) y luego se reserva para el paso de bicicletas una mini zona marcada por una simple linea discontinua verde?
Seamos claros, en nuestra ciudad están “apareciendo” aparcamientos subterráneos privados de determinadas empresas como champiñones, a la vez que, por una asombrosa casualidad, el Ayuntamiento decide reformar las aceras para hacerlas más amplias con la consiguiente perdida de estacionamientos, lo que obligara a los vecinos a comprar/ alquilar alguna plaza en el subterráneo.
Dado que esta practica todos la asumimos sin rechistar (¡¡menuda masa aborregada!!), al menos en el ensanche de las aceras podrían incluir el carril bici y de esta manera, al menos, sacar algún provecho útil de estas “jugadas urbanísticas”
Y voy a terminar ya, porque aunque me quedan cosas en el tintero (como el famoso TRAM) no quiero calentarme más, que ya nos conocemos y sabemos como acabara esto.
Un abrazo Sensei y enhorabuena por tu escrito.

Perico dijo...

Hola de nuevo chaval. Como bien dices, y estoy de acuerdo contigo, creo que el principal de esta sociedad es la baja participación de los ciudadanos en las políticas locales. Adortunadamente para unos y desafortunadamente para otros, el "pa qué" es algo que está en la inmensa mayoría de bocas y lo que es peor, dedican una sonrisita burlona a aquéllos que salen en prensa o a la calle para reivindicar algo por lo que se cree que la pena luchar y que al fin de cuentas es un bien general (aunque no les quepa en esa cabezita).

Respecto a la plaga de parkings, que se puede asociar a lo anterior, he oído todo tipo de propuestas y entre ellas alguna tan macabra como arrasar el parque Ribalta para construir un macroparking...

Y sí, hay muchas cosas que arreglar pero poca gente para luchar, aunque sea con algo tan simple como una firma, un voto o una asociación anónima.

No me enrollo más y gracias por tu comentario.

David dijo...

Hola Perico, me interesaría saber algo más sobre el tu comentario respecto del fracaso de la linea de bus en Onda. Yo trabajo en la Ctra. de Vila -real a Onda, y cada mañana entre las 7.30h y 8.30h veo el mismo triste espectáculo, una fila interminable de vehículos de 4 ruedas transportando, en la mayoría de los casos, a una sola persona, que van entrando en sus recpectivas empresas a trabajar. Por la tarde entre las 18.30h y 19.30h idem de idem.
¿imagino que no seré el único "homo sapiens" que se ha planteado poner una linea de buses lanzadera cada 10' para transportar cada día a la misma gente en las mismas horas?
Quiero pensar que no, aunque no imagino los motivos de por qué no se ha hecho... claro, no soy experto en mobilidad.

Perico dijo...

Hola David, he estado pegando un vistazo por el Google pero no he encontrado nada que se ajuste a lo que te quiero contar.

De esto que te voy a decir hace como mínimo un año y si no recuerdo mal, lo leí en el diario Mediterráneo. Parecía ser que el ayuntamiento de Onda había fletado un autobús para conectar el pueblo con los polígonos industriales con el fin de que los trabajadores no cogieran el coche. Tiempo después leí que había sido un fracaso y que la línea se había retirado. No obstante, hablando con la gente, los hay que dicen que la línea sigue en funcionamiento pero bajo mínimos, mínimos. Me pareció que ese comentario se hizo en una reunión de Castellón en Bici. Pero bueno, sabiendo que estás interesado, si me entero de algo más te lo posteo aquí.

Saludos.